El multi nominado al Oscar por sus papeles en Gladiator y En la cuerda floja, Joaquin Phoenix, declaró durante un acto benéfico en memoria de Paul Newman que dejaba el mundo del cine para dedicarse en exclusiva a su faceta musical, dejando al mundo a cuadros, viendo cómo se pierde (y se echa a perder) uno de los talentos interpretativos más prometedores de las últimas generaciones.
Lo de que se echa a perder no lo digo yo, sino que es algo que uno saca en conclusión de la imagen que dio mientras hacía pública su decisión: un Joaquin desaliñado, con gafas de sol y aparentemente desorientado, hablando sin rodeos y de forma hasta grosera con la reportera que le atendía.
Además de dedicarse al mundo de la música, una de las razones que dio el joven actor eerrr, intérprete, es que discrepaba totalmente con las maneras de los grandes estudios, de la hipocresía reinante y de toda esa parafernalia de la que siempre se quejan los que mucho hablan pero poco hacen. Si no que me expliquen en qué se diferencian los grandes estudios del cine con los de la música. Que sí, vale, siempre quedan los estudios independientes, tanto en la música como en el cine, pero aunque la mona se vista de seda, sigue siendo una mona, y la historia ya nos la sabemos todos.
Las mismas razones dio para “dejar el cine” Kevin Spacey, pero cambiando la música por el teatro. Como es obvio, no tardó en volver, y desde sus declaraciones hace ya más de un año, ya cuenta con media docena de películas más en su currículum.
Tiempo al tiempo para Joaquin Phoenix…
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