El martes pasado os planteábamos si los precios de las entradas de cine actuales eran realmente tan caros o no. La acogida y la participación en esta segunda encuesta semanal ha vuelto a sorprendernos. Descubre todos los resultados a continuación.
La abrumadora mayorÃa ha votado que SÃ, que los precios de las entradas de cine son realmente caros con un 93% de los votos emitidos desde el pasado martes 21 de junio, cuando abrimos la encuesta entre nuestros usuarios de Facebook.
Por su parte, solo una minorÃa ha respondido que No (4%) o Ns/Nc (3%).
Entre las opiniones que hemos recogido en nuestra página de Facebook, destacamos la de Roberto Bartolomé Bermúdez, uno de los pocos lectores que ha votado que el cine no es caro en España:
Puede que influya el hecho de que vivo en una ciudad pequeña en la que todavÃa se puede ir al cine por 4.5 euros el dÃa del espectador (excepto las pelÃculas en 3D, que cuestan 6,50€ o 7,50€ dependiendo del cine), pero creo que el cine no es caro si tenemos en cuenta el montón de gente y de dinero que hay detrás de cada pelÃcula. Eso sÃ, creo que, al igual que se ofrecen descuentos el dÃa del espectador, las entradas deberÃan costar más o menos dependiendo del tamaño de la sala en la que se proyecta la pelÃcula y de la calidad de la pantalla, aunque es mejor que los cines no piensen en esto, no vaya a ser que dejen el precio actual para las salas más pequeñas y pongan más caras las entradas de las salas grandes…
La opinión de Alvaro Guti G también resulta ciertamente interesante; Alvaro cree que el cine actual, “sin ser dirigal, es bastante caro, ya que al cabo de unos meses puedes incluso comprarlas en Blu-ray a un precio de rebajas de poco más de diez euros”.
Por su parte, Davinia Muñoz Quero entiende que el cine es un lujo y no una necesidad básica. “El aumento de los precios en menos de tres años ha sido bastante grande”. Davinia cree que 5 euros es un precio razonable, “pero 7.5 euros ya me parece abusar un poco”. Le da la razón a Alvaro y añade que “si bajasen los precios las ganancias serÃan mayores”.
Entre los comentarios que nos habéis dejado en la web, francamente, los destacarÃamos todos.
Uzu es muy claro en cuanto al tema: “Las entradas de cine nunca han sido proporcionales al presupuesto invertido en la pelÃcula, asà que poner el coste como argumento me parece un sinsentido”. “Cuando se acostumbre a ir a conciertos y al teatro cada 15 dÃas o una vez al mes (seguramente ande por allà la media de ir al cine de la gente), ten por seguro que se oirá el mismo número de crÃticas por el precio que por el cine”.
Nibbler insiste en que, comparando precios de entradas entre espectáculos, el cine sà es barato: “¿Cuánto tardas en beberte un cubata de 8 euros? ¿Dos tapas, una cerveza y un pincho, 15 euros? ¿Cuánto disfrutas de verdad de un videojuego de 70 euros? ¿De verdad esas zapatillas cuestan 120 euros? A veces el cine es menos caro de lo que parece, pero siempre le echamos la culpa a él”.
Mientras, Darkgaze confiesa que va menos al cine por culpa del precio.
Los cines cada vez ahorran más en personal, y por tanto hay gente disgustada porque por ejemplo se estropean las pelÃculas y nadie contesta cuando se queja el público y sigue reproduciéndose mal. (…) Incluso se cuela gente porque no hay nadie mirando. Todo depende mucho también de la tecnologÃa del cine. Los cines del centro de Madrid son más viejos, más sucios, más cascados. Y no los renuevan. Por eso los cierran.
Apunta que los complejos “se basan demasiado en la comida que compra la gente a mogollón para entrar”, algo que le molesta por el mal olor y el ruido que ello genera en las salas. “Ojalá no costase tanto una copia de la pelÃcula en el cine, ellos cobrarÃan menos, serÃa más barato para todos. “Se supone que el cine digital iba a abaratar el cine y mejorar la calidad, ¡y lo ha empeorado!”, sentencia.
Fidelio se pregunta por qué sube el cine si las instalaciones siguen siendo las mismas.
¿Qué factores determinan que el cine suba o baje de precio. (…) No es de recibo que una entrada de cine te cueste 8 euros y se produzcan cosas como que la pelÃcula empiece media hora más tarde por culpa de los anuncios (…), o que te pongan la pelÃcula cortada por arriba.
En su extenso comentario, cree que es cierto que se ha llegado a un punto en el que la gente no va al cine, sino a comer mientras ve una pelÃcula. “Yo suelo comer lo clásico, palomitas y refresco, pero he llegado a ver incluso gente que entra con pizzas y hamburguesas. Luego no me extraña que se quejen de que es caro”. Por otra parte, cree que el cine como todo es un negocio en el que se busca sobre todo sacar el mayor beneficio posible. Pero que “quizá deberÃa justificarse esa subida con algo, porque si no el espectador se sentirá engañado”.
Puedo comprender que en un cine se cobren 8 euros de entrada si al entrar vemos que está limpio, bien ventilado y que las butacas son cómodas y la proyección está correcta… pero desgraciadamente no hay ni un solo cine que suela cumplir todas estas expectativas. (…) Somos consumidores y como tales tenemos nuestros derechos, creo que no está de más exigirlos. El cine es un producto de consumo, tenemos elección de consumirlo o no, pero también tenemos derecho a hacerlo con unas condiciones acordes a lo que cuesta.
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