En su última pelÃcula para la gran pantalla, Steven Soderbergh se despide con una cinta engañosa y francamente entretenida. Aunque lleve años asegurando que se marcha, todo parece indicar que ahora va en serio y que, con Efectos secundarios, dejará la industria cinematográfica, al menos desde la primera lÃnea. Los fármacos, al igual que en Contagio vuelven a ser el tema de discordia, discurriendo sobre los daños que pueden infundir en el cuerpo humano.
Emily (Rooney Mara) recibe a su marido Martin (Channing Tatum) tras cuatro años en prisión. Desestabilizada y frágil, Emily entra en un peligroso estado depresivo con tendencias suicidas. En pos de paliar tales daños psicológicos, asiste a un psiquiatra, el Dr. Jonathan Banks (Jude Law), que le recetará un nuevo medicamento emergente en el mercado. Este fármaco provocará una serie de efectos secundarios sobre Emily, que tendrán unas consecuencias colaterales demoledoras.
Lo que en un inicio parece un filme sobre el efecto de los medicamentos en la mente humana, acaba derivando en un entramado de sospechas y mentiras policiales. Nada es lo que parece y Soderbergh se encarga, a golpe de giros argumentales, de mantenernos en la más absoluta incertidumbre a lo largo de toda la pelÃcula. Conforme pasan los minutos, la reflexión humanÃstica queda aparcada para dejar paso a un thriller ameno y un tanto tramposo. Los giros son enrevesados y efectistas, consiguiendo impactar al espectador a cambio de perder el realismo que infundÃa en su primer cuarto. El tempo de la pelÃcula es calmado en sus inicios, para precipitarse en una recta final trepidante y asfixiante.
Los interrogantes que se ciernen sobre cada personaje y las sorpresas que nos depararán es el punto fuerte de la cinta. El filme cuenta con un reparto talentoso, destacando el dueto protagonista interpretado por Rooney Mara y Jude Law. Su actuación glosa de diferentes facetas, especialmente la de Mara, cuyo personaje debe adoptar papeles dispares conforme avanza el metraje. El punto de vista del narrador fluctúa entre ambos actores; un comienzo que se centra en los problemas mentales de Emily pero, según se van destapando las incógnitas, el Dr. Banks, cada vez más exasperado, acaba por hacerse con el protagonismo absoluto.
Rooney Mara destaca con un papel complejo y enigmático, consiguiendo engañar a todos (me incluyo) con su supuesta fragilidad y delicadeza. La joven actriz carga con gran parte del peso de la pelÃcula con una madurez encomiable. Jude Law, por el otro lado, muestra su solvencia caracterÃstica y cumple con nota. En un papel más secundario, Catherine Zeta-Jones vuelve a colaborar con Soderberg que, asà como en Traffic, consigue explotar todo el potencial de la actriz.
La BSO ayuda a crear un ambiente cargado y turbio, latente de cualquier atisbo de sentimentalismo barato. Perturbadora y agobiante en ocasiones, la sensación de congoja está siempre presente en un relato francamente original. El efecto sorpresa constante resta credibilidad y profundidad a una pelÃcula que, pese a sus errores, consigue atrapar al espectador desde el primer minuto.
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