El aclamado director de culto de la inolvidable Nadie sabe regresa con una irregular pero hermosa historia acerca del vacÃo (literal y figurado) de las personas y de la sociedad canalizado a través de una muñeca hinchable con aspiraciones humanas.
Antes de entrar en materia, querrÃamos hacer hincapié en lo ridÃculo por parte de la ditribuidora que resulta titular una pelÃcula japonesa como es esta con un tÃtulo en inglés, algo de lo que no se ha librado Kore-Eda en sus dos últimos tÃtulos en España. Si bien su obra más redonda y conocida se llamó Nadie sabe en España, como debe ser, la también excelente Still Walking deberÃa haberse llamado Caminando a secas, al igual que esta debÃa haberse llamado Muñeca hinchable. Dicho esto, hablemos de la pelÃcula en sÃ.
Air doll es la enésima vuelta de tuerca por parte del peculiar pero intimista director nipón de culto Hirokazu Kore-Eda en recabar en el lado más oscuro de los sentimientos y en la sordidez y complejidad de la sociedad japonesa en materia generacional y afectiva. Si en Nadie sabe se nos mostraba con una crueldad y drama sin lÃmites la historia de cuatro niños obligados a vivir en el abandono y la soledad por culpa de una madre egoÃsta, monstruo creado por una sociedad marginal en la que las apariencias lo son todo, y en Still Walking hacÃa diana a la hora de describir sutil y elegantemente las enormes diferencias generacionales entre padres e hijos, aquà se adentra en el terreno de la fantasÃa de aspiraciones filosóficas al mostrarnos a una muñeca hinchable de nombre Nozomi (nombre de la ex-novia de su dueño) que adquiere un corazón y comienza a andar por el mundo y a descubrir cuan dolorosa puede llegar a ser la capacidad de sentir y de amar.
Durante sus casi dos horas de metraje, el personaje de Nozomi va adquiriendo rasgos más y más humanos (algo que incluye el orgullo, el sacrificio y la consciencia de su propia miseria) y se nos presenta una amplia variedad de personajes secundarios que retratan la parte más sórdida y triste de una sociedad poblada con personas que, al igual que la protagonista, están muy vacÃas por dentro. Un hombre que prefiere tener una muñeca hinchable como pareja para asà evitar sufrir emocionalmente, optando por un ser inerte que satisface sus necesidades sexuales; un dependiente de tienda hundido en la soledad y carente de habilidad social; un chiquillo silencioso que oculta una profunda perversión; una joven que literalmente vive entre escoria incapaz de salir de una espiral de desesperación… por poner solo unos ejemplos.
Es inevitable pensar en Pinocho cuando se ve esta pelÃcula, en lo que parece una especie de versión mucho más oscura y desesperada. Sin embargo, y pese a la brillantez de la dirección (algo fuera de toda duda), de su interesantÃsimo mensaje de no-vida en un mundo lleno de carencias pese a todas las posibilidades de las que disponemos, y de la inherente tendencia del hombre (e, insisto, especialmente de la sociedad japonesa, obsesión del director) a la marginalidad y a la desesperación, la pelÃcula no acaba de funcionar por dos factores muy importantes: el primero, el tedioso tempo narrativo en el que transcurre la acción, y que es marca de la casa del director, pero haciéndose mucho más patente en este tÃtulo por no disponer de un hilo argumental mucho más sólido, al contrario que en sus anteriores pelÃculas, más allá de una interesante idea como base de la misma. El segundo factor es la amplia pero mal definida galerÃa de personajes secundarios más allá de la protagonista, y que básicamente están ahà para dar solidez al drama de la muñeca hinchable, pero no están ni de cerca unidos por ningún vÃnculo, y lo que es peor, casi ninguno de ellos llegan a aparecer en pantalla más allá de cinco minutos.
En términos generales, Air doll es una pelÃcula de muy recomendable visionado, de indudable capacidad reflexiva y, como es costumbre con Kore-Eda, de una dirección impecable y llena de imágenes e iconos realmente hermosos, acompañados de un mensaje de humanidad impactante, pero amplificando el efecto narración estirada hasta el lÃmite y que puede fácilmente agotar la paciencia del espectador. Una auténtica lástima de desarrollo argumental que empaña un film conciso, bello y muy, muy lleno de aire.
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