Quizá sea A.I. Inteligencia Artificial (2001) la cinta que una en un mismo tÃtulo al Spielberg de hace unos años y al nuevo Spielberg que hoy conocemos. Y es que es innegable que este emotivo e intenso relato supone un paso de gigante como cineasta para él.
Casi como si de una contemporánea versión de Pinocho se tratase, Steven Spielberg hereda de otro maestro (Kubrick) uno de sus proyectos más deseados, la adaptación del relato de Brian Aldiss. Manteniéndose firme a sus pautas como realizador, y también a su particular forma de ver el cine, el director de Ohio firma una de sus cintas más completas, complejas y en donde parecen confluir todos los elementos que le han coronado como lo que es hoy en dÃa.
A.I. Inteligencia Artificial nos sitúa en un futuro lejano, en donde los robots se asemejan tanto a los humanos que a veces es complicado distinguir quien tiene sangre y quien chips. Uno de ellos es David (el niño Haley Joel Osment), un niño fabricado para “sustituir” a otro niño que parece tener una enfermedad incurable y lo ha alejado de sus padres durante un largo tiempo. Lo que al principio es para ellos una especie de milagro, pronto se descubrirá como un estorbo en el entorno familiar. David se verá obligado casi a huir como un proscrito junto a otro robot, Gigoló Joe (Jude Law), en un viaje que le llevará a descubrir cuál es la esencia del ser humano.
Para hablar sobre A.I. Inteligencia Artificial es necesario tener presente que no es un film ni de grandes efectos especiales (aunque los tenga la cinta no pretende mostrar tecnologÃa) ni tampoco es una pelÃcula de Stanley Kubrick (él simplemente adquirió la idea y pretendÃa llevarla al cine). Partiendo de estas dos afirmaciones se puede empezar hablando sobre su forma narrativa, donde encontramos a un Spielberg muy maduro (a pesar de que el guión no sea magnÃfico) y llevando las riendas de un estilo clásico de Kubrick, pausado pero con una fuerza interpretativa esencial.
La pelÃcula es básicamente un viaje en torno al personaje de David y su intento por descubrir su origen, quién es. Partiendo de esta premisa, se construye una espléndida pelÃcula y un maravilloso discurso sobre la esencia humana, sobre qué es lo que nos hace ser cómo somos, dejando claro que la tecnologÃa jamás estará a la altura de un ser vivo, por muy perfecta que sea (o parezca serlo). Desde esa afirmación tan rotunda que el director deja claro en varias ocasiones, asistimos a toda una serie de acontecimientos en los que David deberá madurar (como si de un niño auténtico se tratase) y se enfrentará a diversos pelÃgros que hasta incluso le producirán diversas sensaciones humanas (miedo, curiosidad, amor, pena…)
Apoyando el ejercicio, tenemos un espectacular reparto que, asombrosamente, está a la altura. La maña de Spielberg con los crÃos le ha resultado muy útil en su cruzada por hacernos creer que Haley Joel Osment es un niño robotizado. El chico está soberbio y no es de extrañar que su futuro se pintase bien, aunque luego se viera lo contrario. El “support” de los secundarios también está a la altura. Un frÃo Jude Law cuya similitud entre lo que es su robot y la esencia del robot (frÃo y ejecutor) es sublime. Lo mismo sucede con la actriz Frances O´Connor, figura totem en los primeros minutos de A.I. Inteligencia Artificial. Y es que una madre es insustituible.
Si Spielberg ha tocado la infancia a lo largo de su filmografÃa desde diferentes puntos de vista, ahora lo hace desde el más artificial que hay, el amor de un robot, y lo enfoca hacia una madre, sin duda una de las figuras más importante dentro de la historia, confusa y posiblemente odiada por muchos por su decisión precipitada de llevar a cabo las acciones que hace. No obstante, el realizador es totalmente consciente de lo que tiene entre manos y lo maneja con cautela como si de un potente explosivo se tratase, dotando a la narrativa de la pelÃcula de un ritmo pausado pero para nada somnoliento. Su principal defecto o virtud, según se mire, es que o gusta o no, precisamente por este aspecto.
Pero la pega de A.I. Inteligencia Artificial reside, seguramente, en su dilatado final, al más puro estilo “blockbuster” y si se me permite “marca made in Spielberg“, y que quizá nos pueda sacar de la historia en el tramo final. Resulta pues inexplicable por que nos cuenta durante dos horas una historia tierna, enternecedora y bella y acaba coronándola con unos veinte o veinticinco minutos de explosión visual camuflada con escenas dramáticas que bien podrÃan haberse contado de otra forma más sencilla y menos metafórica.
Es pues uno de sus mejores trabajos (de los imprescindibles de ver, me atreverÃa a decir) y llena al espectador más avispado de ciertas emociones (tanto de odio como de ternura) que posteriormente justifica con escenas que quizá no debieran alargarse tanto (esa especie de “carmageddon de robots”), y otras que deberÃan ser más largas, como la relación entre el chico y su padre adoptivo, muy poco explotada, quizá. Por lo demás la pelÃcula es espléndida se mire por donde se mire, tanto en su fotografÃa, efectos especiales o puesta en escena, lo demás queda a merced del espectador. Enhorabuena Steven has conseguido honrar a uno de los grandes.
Valoración: 9 sobre 10
CrÃtica escrita por Luis Jiménez
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1 Comentario en "A.I. Inteligencia Artificial, de Steven Spielberg"
Cada vez que escucho un comentario negativo de A.I sé que va por el buen camino de convertirse en una cinta de culto en varios años… al igual que Blade Runner. Y sobre el “happy end” que muchos critican. Me parece algo escalofriante no saber si David está vivo o muerto eternamente al lado de su madre. La pelÃcula me hace sentir “el lugar en donde nacen los sueños”
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